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..yo, soy!...La Resurreccion a la vida!!!

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—Profeta Nazareno –dijo el Rabí después de unos momentos de silencio–. Yo tengo la antigua casa de campo que perteneció a mis abuelos maternos, entre las montañas que encajonan el valle de la antigua ciudad de Lazarón, hoy convertida en un subu
En la ciudad de Cafarnaum, residía la viuda Elhisabet, hermana de Felipe, cuyas dos hijas tenía con ella; y su casa fue la morada del Maestro, cuando el apostolado le retenía al norte del Mar de Galilea.Familias todas educadas por los terapeut
Nuestra Religión Después de la ardua labor de recopilar las enseñanzas de las religiones del mundo sobre el Padre del Paraíso, Ganid se impuso la tarea de preparar lo que consideraba un resumen de su concepto de Dios como resultado de las ens
Algunos curiosos del pueblo pacífico y devoto que no pensaba sino en la celebración de las fiestas religiosas, comenzó a alarmarse de la trifulca alrededor de la Torre Antonia y fueron acercándose cautelosamente hasta averiguar de qué se tratab
“Mandaré pasar a cuchillo dentro del Templo mismo, a esa piara de fieras hambrientas que se atrevieron a poner las manos sobre el Ungido de Dios. “Antes de que el sol se levante de las colinas, desataré como una tempestad treinta mil hombres a
El Maestro la dejaba hablar y callaba como si quisiera probar hasta dónde llegaba la fe de aquella mujer en el poder divino.La vio próxima a llorar por la compasión de sus protegidos y tomándola de las manos la levantó del suelo.— ¡Mujer!...
“Entre estas convicciones profundas está en primera línea, el divino misterio de la encarnación del Verbo de Dios en la personalidad humana de Yhasua de Nazareth, en el cual han tenido cumplimiento los vaticinios de nuestros grandes Profetas.“
Sintió como nunca su amor por ellos que tan hondamente le amaban, y dejándose llevar en las alas ultrapoderosas de la Luz Divina que le acompañaba, se vio aliado con ellos desde otras edades en que también le siguieron más cerca o más lejos, se
—Yo temía, Yhasua, tú lo has adivinado, pero esta mirada tuya ahuyentó de mi corazón el miedo... Ya no temo más, porque sé que eres el Ungido de Dios, y tu palabra es poderosa aún sobre los demonios. ¡Déjame seguirte!...El Maestro le sonrió c
— ¿Un Profeta-Rey? Será algo nunca visto –exclamó la dama abanicándose para espantar los insectos–.“Los Profetas y los Reyes, son como el aceite y el agua, que aunque se unan por momentos, jamás se confunden ni se mezclan. Los Profetas buscan
El joven Maestro desde su llegada a Damasco, formó parte de las agradables reuniones en la Sinagoga de Bab-Scharqui, como la llamaban, por su proximidad a la puerta oriental de la ciudad que llevaba ese nombre.Ananías, Ephal y Jehú, eran los t
— ¡Profeta!... Tú has despertado lo poco bueno que había en mí –dijo con honda tristeza aquella mujer–. ¡Y al morir el odio, ha revivido un sentimiento muy íntimo!..., ¡el amor a mi hija, a quien no he vuelto a ver en trece años!— ¡Ah!... ¿Tie
—Ya hemos llegado –todos preguntaron: —Y la casa, ¿dónde está?—En las entrañas de la roca –les dijo el guía, que de inmediato hizo sonar un silbato de aviso.El blanco turbante de Melchor, apareció de inmediato en un hueco de las rocas, y lue
—También quedo yo sola en esta inmensa casa llena de recuerdos –decía Noemí–. Thirsa y Judá casados, ya son avecillas libres que pueden dejar el nido paterno cuando su vida lo reclame.—Te equivocas madre –le contestó Judá–, porque Esther y yo
—El caso es grave –le contestó el oficial romano–, porque arrojaron al muladar un busto de César y todas las águilas de los escudos, símbolo de la grandeza imperial. Pero mi suegro está horriblemente desesperado porque se ha contaminado de lepr
“¡Oh, Soemia!... ¡Si en vez de nacer en Listra hubieras nacido en el Lacio, en esta deliciosa villa a orillas del mar y hubieras sido mi hija! –la joven recostó confiadamente su cabeza sobre la mano de su ama que caía al borde del canapé, y llo
Detrás de una de aquellas mesas, vieron el busto de un hombre ya anciano, con una hermosa cabeza cana y unos ojos inteligentes, y de mirada profunda, algo inquisidora, que parecía interrogar siempre.—Seáis bienvenidos en nombre de Dios –dijo e
“Entonces me hicieron montar sobre un asno de carga y así llegué a Nazareth.—Tu dolor pasado –díjole Yhasua–, es un capítulo de tu vida que por ese dolor se ha tornado fecunda para tus semejantes.“Si tú no conocieras por experiencia propia el
—Bien, Amra, bien, trae todo lo que tengas, que la jornada que hemos hecho nos tiene dispuestos a devorar cuanto encontremos.Y acto seguido, refirió Judá cuanto había ocurrido esa noche en las tumbas de los Reyes.—Y nosotras, ¿no podemos form
— ¡Nazareno!..., ¡mi ángel tutelar!..., ¡ahora no es ilusión, sino realidad! –exclamó con vehemencia.Y le tomó ambas manos.Yhasua se apartó un tanto para que el joven viera aquellas dos mujeres tan amadas, y por las que tanto había llorado.—
—Esos datos y muy minuciosos los traemos en estas carpetas –dijo Yhasua–. Y lo que es más, relatados por un testigo ocular.— ¡Oh! ¡Magnífico! Tendremos así la comprobación de que los manuscritos conservados por los Tuaregs y encontrados en cri
“¿Qué os parece si tomamos a nuestro cargo buscarlas en las grutas de los Estanques de Salomón y en el sepulcro de Raquel, donde este fragmento dice que Abiatar los ocultó?—Habrán sido ya buscados, seguramente –observó Elcana–, pero bien está
—Mira Yhasua que este camino tan escarpado ofrece tropiezos a cada instante –decía su padre–, y temo que por mirar tu carpeta no ayudas al jumento a salvar los escollos.—Él está bien amaestrado, padre; no temáis por mí –contestaba él.— ¿Se pu
Todo esto comprendieron los lectores de “Las Escrituras del Patriarca Aldis”, en aquellos días serenos y plácidos del otoño galileo, bajo un cielo de turquesa y en la dulce quietud de las grutas del Tabor.Y para dar, como diríamos, una forma c
— ¡Sí, es verdad! Y Dios hará surgir de entre rebaños de ovejas o de las arenas del desierto, el David de la hora presente –añadió Jaime.—Así lo dicen los papiros con sus leyendas de los siglos pasados –contestó Yhasua–. La humanidad terrestre
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