El estilo propio es una combinación armoniosa de las cualidades que cada uno y cada una tiene. Se consigue aprovechando al máximo sus aptitudes: voz, talento, temperamento, formación… Lo decisivo, sin embargo, es la actitud con que el locutor o la locutora se relacionan con su audiencia: ¿calidez?, ¿pedantería?, ¿desgano?, ¿entusiasmo?, etcétera.La base para establecer una buena comunicación son las ganas de comunicarse. Porque ser locutor no es tener linda voz, ni siquiera tenerla educada. Ser locutor es sentir una pasión por dirigirse a los oyentes, por dialogar con ellos y ellas aunque no los conozcas. Una pasión de hablar. Y una pasión aún mayor de escuchar. Antes que emisores, somos receptores. Cuando un locutor se identifica con los oyentes, los oyentes se identifican con él. Cuando una locutora va al encuentro de la gente, su palabra se multiplica, germina.

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